viernes, 4 de mayo de 2018

One year ago

Ya llevo un año en los Países Bajos y la experiencia  de vivir aquí está siendo muy positiva.
He conocido mucha gente, he visitado muchos sitios y sobre todo he disfrutado de este país todo lo posible.
Ahora que se acerca el verano recuerdo los duros días de invierno, surfeando con focas y la playa cubierta de nieve.







miércoles, 29 de marzo de 2017

El mar del norte

Después de un mes viviendo en Holanda y a media hora de cumplir los 34, me animo a escribir un texto contando un poco mi experiencia.

El mar del norte es frio, el  color es marrón y la arena está llena de conchas.
El agua está a 7 grados, así que cuando los locales me vieron aparecer en la playa con mi 4/3, se troncharon de risa... tuve que comprarme otro neopreno al de dos días de llegar.

Es la primera vez que entro al agua con un traje tan grueso. Tiene 6 mm y gorro incorporado, a parte de que hay que entrar al agua con guantes y escarpines, si no te congelas.



Ahora estoy viviendo en el centro de la ciudad, en un rascacielos a 15 minutos de la playa en coche. La casa es muy acogedora y con unas vistas increíbles pero es muy cara, asi que en una semana me mudaré a una casita delante de la playa. Me la alquilará un chico que tiene una escuela de surf y se pasa medio año viajando de aquí para allá.



Scheveningen es la playa mas famosa de los países bajos, es la capitál del surf en holanda. Una playa kilométrica, con el fondo de arena y una zona con bancos de arena artificiales donde rompen picos divertidos.
La mayoría de los días son olas de viento, pero hay un espigón que lo protege bastante y se queda el mar algo mas ordenado.

Otra cosa que me ha llamado mucho la atención es que la gente va a la playa en bici, con el traje puesto y la tabla agarrada del brazo. Es gracioso.



Hay muchas escuelas y tiendas de surf, y están montando un monton de chiringuitos a pie de playa. Cada fin de semana veo un bar nuevo. Al parecer, en verano la playa se pone hasta arriba de gente y con ambientazo.






domingo, 19 de febrero de 2017

Nuevos Horizontes

A veces, cuando menos te lo esperas, tu vida da un vuelco de 180 grados. Cuando parece que la rutina se ha apoderado de ti, aparece una nueva oportunidad. Un cambio, algo diferente.


A primera vista no te llama nada la idea de irte a trabajar a fuera otra vez. Pensabas que tu regreso a casa iba a ser definitivo y no es lo que esperabas.

Pero después de pensar durante el fin de semana, te empieza a atraer la idea de ir a un sitio nuevo a vivir nuevas experiencias, conocer gente y probar suerte.

Siempre da un poco miedo lo desconocido, pero al mismo tiempo te atrae. Siempre te han ido bien los cambios y esta vez no tenía por qué ser diferente.


El Mar del Norte.


He leído diferentes tipos de historias sobre el mar del norte.
Olas de viento es lo que me ha dicho la mayoría de la gente. Periodos cortos, malas olas, neoprenos gordos, guantes y gorro para el frío.

Me he adentrado en internet y he llegado a foros de surf de los países bajos. Después de rebotar de un post a otro, consigo llegar a algunos relatos de surfistas holandeses.
 Hablan de sesiones épicas, fondos de roca, incluso de arrecifes artificiales. También encuentro algunas fotos y vídeos que no tienen mala pinta.


Tengo claro que no va a ser fácil encontrar esas sesiones, y que voy a tener que moverme y preguntar mucho.
En las webs de surf se habla mucho de la ciudad donde voy, se surfea uno de cada cuatro días al año. El 80% de los días son olas de viento, pero queda un 20 % de días de mar de fondo que me hace tener esperanzas :) .

lunes, 23 de enero de 2017

Volar soñando

Año nuevo, vida nueva. Un año mas, un año menos. Frío invierno, días grises, días de lluvia... y así podría pasar horas.

La verdad que es un bajón que haga frió y llueva una semana sin parar, pero es lo que nos toca si queremos vivir en un sitio tan verde y bonito como este (típico consuelo de todo vasco).
La semana pasada me mandaron un par de días a Lisboa a trabajar. Allí no llovía, hacia solazo y 17 grados, hasta tuve la oportunidad de tomar una cerveza fría en una terraza llena de guiris al sol y en manga corta.

En el vuelo, cuando nos acercábamos a la ciudad, pude distinguir perfectamente la península de Peniche y los montes de Sintra desde el avión. Dos pueblos pequeños al norte de Lisboa en los que he estado en unas cuantas ocasiones.
Desde arriba, se veían las lineas perfectas y las olas rompiendo en la orilla (o me las conseguía imaginar...).

Durante unos minutos, mientras sobrevolábamos la zona, se me fue la cabeza, me trasladé a la costa y me puse a recordar un viaje muy especial que hice en el 2004. No fue un viaje más, sino el primer viaje que hice en busca de olas fuera de mi país junto a mi compañero de batallas.

Fuimos en un tren nocturno desde Vitoria a Lisboa. Fue toda una experiencia viajar en un compartimento de 6 personas hasta los topes con nuestras tablas, maletas y demás. Despertar a la gente que venía dormida desde Hendaya y revolver todas sus maletas para que entrasen nuestros bártulos. Llegar agotados a Lisboa, alquilar un coche y empezar a recorrer playas en busca de olas.

Me gustó mucho la experiencia, tanto que he repetido en 4 o 5 ocasiones después de aquella... Eso si, nada de trenes nocturnos ni compartimentos hasta arriba :)


viernes, 30 de diciembre de 2016

Fin de año

Ya se acerca el fin de año, y como siempre en estas fechas, echamos la vista hacia atrás y hacemos valoraciones.
Este año he conocido sitios donde nunca había estado antes como Rodiles y la Isla en Asturias, la Rana en Galicia y la cementera en Barcelona.

He repetido sitios que me gustan mucho como Andrín, Doniños, el Brusco y Las landas. Y me he quedado sin surfear en la Fortaleza.

La vuelta al trabajo no ha sido tan dura como pensaba. He intentado no pensar mucho en lo que estaba haciendo hace unas semanas en Australia, me he limitado a trabajar y fantasear en mis ratos libres en cual será mi siguiente viaje.

El fin de semana escapé a una de mis playas preferidas donde había muy buenas condiciones.
Después de estar tres horas en el agua, ya no quedaba nadie, estaba solo, no había ni un alma en toda la playa, entonces salí y me puse a caminar por la orilla. Mirase donde mirase no se veía a nadie.

Pensad, ¿recordáis cuando ha sido la última vez que habéis estado solos de verdad? No hablo de ir al curro en autobús, ni de coger el metro, hablo de estar unos días solo contigo mismo, con tu cabeza, con tus pensamientos. Parece sencillo, pero no lo es.

Normalmente, tenemos de costumbre el ir por la vida sin pararnos a pensar, siguiendo el camino que la rutina nos tiene preparado. Pero no, en este día para mí no había camino alguno, tampoco tenía prisa, ni planes, así que tuve un encuentro muy profundo con mi mente.
Se habían juntado ciertos factores, y estando a 100 km de mi casa, era como si siguiese en Australia.  Sol, olas y una playa paradisíaca de arena blanca para mí solo.
Si hubiese tenido prisa, no habría podido disfrutar de este momento de soledad. Creo que a veces hay que frenar y levantar la cabeza. A veces no hace falta irse de viaje hasta la otra punta del planeta para sentir esto, sino en improvisar, apartarse del camino o hacer una locura, como casi todo lo que vale la pena en esta vida.

 A veces el mundo va tan de prisa que no nos damos cuenta de lo que somos y tenemos a nuestro alrededor.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Thanks for all

Koalas, hormigas gigantes, canguros, lagartos, peces de colores...y sobre todo gente diez.
Hemos hecho grandes amistades en este viaje, Andrew de Melbourne, Aron y los colegas de Sydney, Jed de Brisbane, los locales de Thirteenth beach y Shark island...
Muy buena gente y de cada uno hemos aprendido algo nuevo.

Hoy es nuestra última noche en Australia y mientras vemos las fotos y ordenamos la furgoneta, recordamos los momentos y aventuras del viaje.

Muchas gracias Australia, ha sido una experiencia inolvidable y estoy seguro de que volveré en cuanto pueda, porque como leí el otro día, el dinero es algo algo que se puede recuperar, pero el tiempo no.

See you soon Oz.





lunes, 5 de diciembre de 2016

Carretera sin asfaltar

Eso es lo que nos ponía el GPS cuando decidimos parar a dormir en Yuraygir National Park.

Salimos tarde de Byron bay y despues de conducir 200 kilómetros nos empezó a entrar el sueño. El GPS marcaba que la zona de acampada estaba 10km por "carretera sin asfaltar", no tenia muy buena pinta, porque también nos decía que tardaríamos casi 45 min en llegar...

Vaya carretera, mil obstaculos, raíces, agujeros y hasta nos salió un zorrillo pequeño a marcar el camino.
El GPS no se equivocaba, tardamos 45 minutazos en llegar a la zona de acampada.

Amanecimos en un lago entre dunas gigantes y frente a una playa larguísima.
El parque era enorme; pasamos la mañana investigando la zona, nadando y fotografiando a animales extraños.

Llegamos a Sydney de noche y fuimos pronto a descansar para aprovechar Domingo.
Es sorprendente la actividad que hay un Domingo en las playas de Sydney. Desde las seis de la mañana hay nadadores, campeonatos de surf, actividades infantiles...los Australianos son muy enérgicos.
Después de estar toda la mañana en la playa surfeando y viendo peces, saludamos a unos amigos y preparamos una nueva excursión para el día siguiente.
Nuestro nuevo objetivo era ver Koalas y sabíamos que de camino a Melbourne había una reserva natural en la que con un poco de suerte, se podían ver.