miércoles, 30 de noviembre de 2016

Big city beach

Cambio de planes. Hemos decidido ir a Brisbane a visitar a unos amigos y dejar Byron bay y las ballenas para la vuelta.

Después de darme otro baño mañanero en Shark island, dejamos Sydney y tomamos ruta hacia Brisbane. Hacemos noche en Forsters, un pueblito a mitad de camino, acampados entre lagos inmensos y playas de arena blanca.

Despues de conducir 800 kilómetros, Brisbane nos recibe con 26 grados a la sombra, rascacielos gigantes, puentes de diseño moderno y lo mejor de todo: una playa artificial de agua caliente en mitad de la ciudad.

El bañarse de noche en una playa entre edificios enormes ha sido una sensación que nunca pensé que me gustaría tanto. Hemos sustituido la naturaleza por las luces de neón y agua con cloro, pero ha sido divertido.




domingo, 27 de noviembre de 2016

The Shark Island

Ayer surfeé en Shark island.

Clásica ola de los vídeos australianos que llevo viendo desde crío. Derechón que rompe sobre un arrecife que se convierte en una isla al bajar la marea. Había series de metro y medio y todos los pros en el agua.
La ola se encuentra en Cronulla, un pueblo al sur de Sydney.

Me ha sorprendido mucho todo el movimiento y actividades que hay desde muy pronto. A las  6:30 de la mañana ya estaba todo lleno de gente corriendo, surfeando, nadando, haciendo yoga..
Es increíble lo activa que es la gente aquí, y no solo los jóvenes, sino de todas las edades.

Hemos hecho noche en Bondi beach, una preciosa bahía con tienditas, un skatepark y murales medio hippies delante de la playa.
Desde Bondi se suelen ver pasar a las ballenas desde Mayo a Noviembre, pero parece que vamos tarde porque no hemos visto ninguna.

Después de hacer el turisteo típico de Sydney (Ópera, Botanic gardens, etc...) nos dirigiremos hacia Byron bay.
Por lo que hemos leído también pasan ballenas por allí, a ver si tenemos mas suerte..










jueves, 24 de noviembre de 2016

La jungla

Ya estamos en New South Wales.

Un día de viaje conduciendo por carreteras con rectas kilométricas y lloviendo "cats and dogs". Dos móviles rotos y una chancla perdida es el precio que hemos tenido que pagar por este trayecto.

 Nos confundimos de camino por la jungla pero por fin llegamos a Bowley Point.
 Playas salvajes, lagos y bosques interminables.

 Estamos acampados en el parque nacional de Murramarang. Lagartos y todo tipo de pájaros conviven con nosotros. Hay canguros por todos lados ;están cerca de las furgonetas, en las mesas de picnic y en los jardines de las casas.

 Respecto al surfing, he surfeado una derecha corta pero intensa, de no mucho tamaño pero muy tubera. Rompía sobre un arrecife repleto de peces y frente a un bosquecito con una playa de arena blanca. A la tarde ha subido el mar, así que mañana me daré otro baño pronto y nos dirigiremos a Sydney.











lunes, 21 de noviembre de 2016

La capital del surf

Primer baño en Australia, en Thirteenth beach, a unos 100 km de Melbourne en la Great Oceans road.
Dormimos a pie de playa, en un parking  con una señal de "peligro zorros" y el típico cartel de canguros en la carretera.
Mosquitos asesinos y muchos nervios por ver las olas que me iba a encontrar al amanecer.
Fué divertido, buen ambiente en el agua con los locales y muy buenas sensaciones de emoción y nerviosismo.

Es muy bonito la forma que tienen de vivir el surf aquí. Familias surfeando todos juntos, señores y señoras de unos sesenta años entrando al agua al amanecer.
Después visitamos Torquay, "La capital del surf" lo llaman.
Es un pueblito pequeño, con muchas tiendas de surf y pubs con ambiente surfero. Unas cuantas playas seguidas con muchos spots para surfear.

Hoy comenzamos la ruta hacia NSW.






domingo, 20 de noviembre de 2016

Toma de contacto

Por fín en Australia!
Despues de 30 horas de viaje, recogemos la furgo y nos dirigimos a visitar Melbourne.

Que mejor manera de quitar el miedo de conducir al revés, que entrando en una ciudad de mas de 4 millones de habitantes, a las 12 AM de un domingo con solazo, unos 25 grados y la gente ansiosa de playa.
Ha sido la misma sensación que tuve hace diez años cuando mi profe de autoescuela me soltó por la A8 un lunes a las 8 de la mañana sin haber cogido un coche en la vida.
Pero bueno, despues de un par de sustos, le hemos pillado el truco...

Me ha gustado Melbourne pero no la imaginaba así. Ciudad multicultural y moderna dentro de una bahia, con rascacielos enormes y calles larguísimas repletas de tiendas, pubs y mil restaurantes de todo tipo.



domingo, 6 de noviembre de 2016

De costa a costa, de orilla a orilla

Mientras conducía de camino a casa me he puesto a pensar en las distancias. Lo que está cerca o lo que está lejos es muy subjetivo.

Hace algunos años, cuando mi hermano hacía una hora de coche para ir a surfear a Cantabria teniendo las playas de aquí a cinco minutos, me parecía una locura.

Con los años, ha ido aumentando mi rango de kilómetros para ir a surfear y he ido conociendo cada vez mas playas y rompientes.
He viajado a muchos sitios y la mayoría de las veces solo. Es decir, dando vueltas de una playa a otra sin prisas ni tener que marear a nadie (que también lo he hecho).

Ahora, pegarme dos horas de coche para ir a Asturias a bañarme en mi playa favorita y otras dos para volver, no me cuesta nada si las condiciones son buenas. 
Incluso he llegado ir al medio día después de currar, darme un baño de dos horas y volver. Surrealista.
Cuando lo he comentado a mis compañeros del trabajo en el café, me han mirado un poco raro la verdad.

He llegado a un punto que cuando se acerca el finde, no solamente miro las previsiones de mi playa, sino que miro el parte de olas desde Francia hasta Galicia, incluso echo un ojo al parte de olas del mediterráneo. Este finde me he hecho 1200 kilómetros como si nada. ¿Donde está el limite?

Hoy, un domingo cualquiera, a las cinco de la tarde estaba surfeando tranquilamente en un spot a seis horas de mi casa. Sabiendo que si salía a las seis del agua, no me iba a acostar más tarde de lo normal, porque a mí me gusta trasnochar y no suelo dormirme antes de la una de la mañana.

Ahora, ya en casa, me pregunto si habría vivido más tranquilo surfeando únicamente las playas que tengo cerca de casa. Creyendo que para hacerte un tubo te tienes que ir a Hawaii, pensando que en Galicia no se puede entrar al agua porque está congelada, que en Canarias los locales no te dejan surfear en sus playas o que en el mediterráneo no hay olas.

Hay mucha gente que piensa todo eso, no conoce más allá de su costa y viven muy tranquilos así. No tengo muy claro si yo lo estaría. Lo que si que tengo claro es que este finde he surfeado muy buenas olas, con el agua caliente y solazo; y que en mi ciudad no ha parado de llover con unas olas de mierda.

Mañana, cuando vaya a tomar el café con mis compañeros, me preguntarán a ver donde he estado el finde y si me ha merecido la pena. Les contestaré que sí, mucho.

Y no solo por las olas.