domingo, 6 de noviembre de 2016

De costa a costa, de orilla a orilla

Mientras conducía de camino a casa me he puesto a pensar en las distancias. Lo que está cerca o lo que está lejos es muy subjetivo.

Hace algunos años, cuando mi hermano hacía una hora de coche para ir a surfear a Cantabria teniendo las playas de aquí a cinco minutos, me parecía una locura.

Con los años, ha ido aumentando mi rango de kilómetros para ir a surfear y he ido conociendo cada vez mas playas y rompientes.
He viajado a muchos sitios y la mayoría de las veces solo. Es decir, dando vueltas de una playa a otra sin prisas ni tener que marear a nadie (que también lo he hecho).

Ahora, pegarme dos horas de coche para ir a Asturias a bañarme en mi playa favorita y otras dos para volver, no me cuesta nada si las condiciones son buenas. 
Incluso he llegado ir al medio día después de currar, darme un baño de dos horas y volver. Surrealista.
Cuando lo he comentado a mis compañeros del trabajo en el café, me han mirado un poco raro la verdad.

He llegado a un punto que cuando se acerca el finde, no solamente miro las previsiones de mi playa, sino que miro el parte de olas desde Francia hasta Galicia, incluso echo un ojo al parte de olas del mediterráneo. Este finde me he hecho 1200 kilómetros como si nada. ¿Donde está el limite?

Hoy, un domingo cualquiera, a las cinco de la tarde estaba surfeando tranquilamente en un spot a seis horas de mi casa. Sabiendo que si salía a las seis del agua, no me iba a acostar más tarde de lo normal, porque a mí me gusta trasnochar y no suelo dormirme antes de la una de la mañana.

Ahora, ya en casa, me pregunto si habría vivido más tranquilo surfeando únicamente las playas que tengo cerca de casa. Creyendo que para hacerte un tubo te tienes que ir a Hawaii, pensando que en Galicia no se puede entrar al agua porque está congelada, que en Canarias los locales no te dejan surfear en sus playas o que en el mediterráneo no hay olas.

Hay mucha gente que piensa todo eso, no conoce más allá de su costa y viven muy tranquilos así. No tengo muy claro si yo lo estaría. Lo que si que tengo claro es que este finde he surfeado muy buenas olas, con el agua caliente y solazo; y que en mi ciudad no ha parado de llover con unas olas de mierda.

Mañana, cuando vaya a tomar el café con mis compañeros, me preguntarán a ver donde he estado el finde y si me ha merecido la pena. Les contestaré que sí, mucho.

Y no solo por las olas.

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